sábado, 26 de enero de 2013

El hombre guaraní como palabra y acción

El hombre guaraní como palabra y acción

 

Para entender como se resolvían las cuestiones del poder en el seno de la sociedad guarani puede resultar útil un breve análisis de su ciencia. Lo que los antropología tradicional llamaba “Cosmología” guaraní.
Esta idea del mundo según los guaraníes está contenida en numerosos relatos orales, rezos, letras de canciones y textos escritos por los propios hombres de conocimiento llamados opygua o paí. Durante siglos el corpus de conocimientos guaraníes, la ciencia guaraní podríamos decir, se transmitió a través de formulas que los Paí legaban generación tras generación de forma ritualizada, generalmente asociada al canto, la danza y los sueños. Ha sido recogida por cronistas y viajeros a partir del siglo XVI y luego por antropólogos y documentalistas. También los propios guaraníes han designado a extranjeros a quienes dictaban su saber y en no pocos casos ellos mismos han tomado la pluma y lo han puesto escrito. Actualmente con el auge de las nuevas tecnologías han decidido publicarlo en internet en portales de vídeo como Youtube.
A los guaraníes siempre les interesó adquirir tecnología si esta servía a sus intereses cosa de la cual tenemos numerosos testimonios desde principios del siglo XVI,  intercambiando con los invasores europeos conocimientos sobre los caminos para llegar al Tawantinsuyu de los inkas a cambio de hachas y armas de hierro. Por ejemplo en 1540 en la tekoha o ciudad guaraní de Latibajibá, cerca del río Iguazú, el dirigente Ava Pajé (en guaraní, hombre de conocimientos, chamán) recibe la visita de un grupo de exploradores europeos al mando de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca los cuales vienen de la isla de Santa Catarina en la costa del Brasil y van hacia la tekhoa de los guaranies Karios  que los españoles llaman Asunción y donde hacía tres años que llevaban viviendo.
Alvar Nuñez viene siguiendo el camino de pearibú una ruta que utilizaban los guaraníes y que partiendo de la costa atlántica llegaba hasta los contrafuertes andinos para conectarse con el Kapak Ñam, la red vial inka ya dentro de la frontera militarizada del Tawantinsuyu.  Ava Pajé permite pasar a los exploradores siempre  y cuando contruyeran para ellos una serie de herramientas que en aquel momento eran la más avanzada tecnología en el continente. En palabras del militar e historiador hispano-guaraní Ruy Díaz de Guzmán:
“...llegaron a un río grande, que llaman Iguazú, el cual atravesaron tres veces con mucho trabajo por tener grande corriente. Después de otras seis jornadas llegaron a otro río, que los naturales llaman Latibajiba, donde está un gran pueblo de Guarantes con su cacique principal llamado Abapajé, con cuyo motivo determino el Adelantado armar allí una fragua que llevaba, Para labrar algún rescate, como hachuelas, cuñas, escoplos, cuchillos, anzuelos y agujas, cosas muy apreciables de los indios.”2
 En 1609 a partir de la decisiva alianza con la orden jesuita y la introducción de la imprenta en las ciudades guaraníes de las misiones, los propios Paí comenzaron a escribir  haciendo un uso intenso de la escritura. Decía el padre Luis Charlet durante la guerra guaranítica en 1750: “los caciques, sin que lo sepamos  y sin hacer caso de nosotros, envían su gente y se avisan con sus papeles de día y de noche”.3 
Durante esta guerra que terminó con la autonomía de las reducciones guaraníes en Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay escribían los mismos dirigentes guaraníes:
“…nosotros somos súbditos de Dios y de nuestro Rey, y estamos siempre deseosos de complacerle en lo que nos ordene; habiendo ido tres veces a la Colonia como auxiliares, y trabajando para pagar el tributo (pero) no somos esclavos, ni tampoco gustamos del uso de los españoles, los cuales trabajan cada uno para sí, en lugar de ayudarse uno a otro en sus trabajos de cada día.
Dirigentes del pueblo guarani de San Luis, a 28 de Febrero de 1768″.4
Posteriormente la antropología ha recuperado y analizado estos testimonios, tanto los más políticos como aquellos de carácter filosófico o religioso. En algunos casos excepcionales incluso el propio antropólogo se ha convertido en Paí, conocemos dos casos, el de Kurt Nimuendajú, de Origen Alemán en 1911 entre los Pai-Tavy-Tera del Brasil y el del argentino Miguel A. Bartolomé entre los Ava-Katu-Ete de Argentina y Paraguay,  al que conocimos en la decada del 80 a través de su primo nuestro querido amigo Marito Freaza  de la provincia de Misiones, Argentina.5
Bartolomé nos muestra como la transmisión de conocimientos a no guaraníes obedece a una plan deliberado de preservar la cultura y el corpus de saberes ligando a personas que puedan actuar como mediadores entre la cultura guaraní y la sociedad global. En palabras del propio Bartolomé:

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